La justificación del mal
Es obvio que la crisis actual en todo el mundo es excepcional, sin precedente. Ha habido crisis de diversos tipos en diferentes períodos a lo largo de la historia: crisis sociales, nacionales, políticas. Las crisis vienen y se van; hay recesiones económicas, depresiones, que llegan, se modifican y continúan en una forma distinta. Estamos familiarizados con ese proceso, lo conocemos. No hay duda de que la crisis actual es diferente, ¿verdad? Es diferente, en primer lugar, porque nos las estamos habiendo no con el dinero ni con cosas tangibles, sino con ideas. La crisis es excepcional porque se encuentra en el campo de la ideación. Estamos peleando por ideas, justificamos el asesinato; en todas partes del mundo estamos justificando el asesinato como un medio hacia un fin justo, lo cual es, de sí, inaudito. Antes, se reconocía que el mal era el mal, que el asesinato era asesinato, pero ahora el asesinato es un medio para obtener un resultado noble. El asesinato, ya sea de una sola persona o de un conjunto de personas, se ve justificado, porque el asesino o el grupo que el asesino representa, justifica ese asesinato como el modo de alcanzar un resultado que será beneficioso para el hombre. Es decir, sacrificamos el presente por el futuro, sin importar cuáles serán los medios empleados, en tanto declaremos que nuestro propósito es el de producir un resultado que beneficiará al hombre. De eso se infiere, por lo tanto, que un medio malo producirá un fin bueno, y justificamos los malos medios apelando a la ideación... Contamos con una magnífica estructura de ideas para justificar el mal, y no caben dudas de que eso carece de precedente. El mal es mal; no puede dar origen al bien. La guerra no es un medio para la paz.
De "El libro de la vida"
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