La relación es inevitablemente penosa, lo cual se demuestra en nuestra existencia diaria. Si en la relación no hay tensión alguna, deja de ser una relación y se convierte en un mero, confortable estado de sopor, en un narcótico, y eso es lo que desea y prefiere la mayoría de la gente. El conflicto es entre este anhelo de comodidad y lo factual, entre la ilusión y la realidad. Si usted reconoce la ilusión como tal, puede desecharla y conceder así su atención completa a la relación, a fin de comprenderla. Pero si busca seguridad en la relación, ésta se vuelve una inversión utilitaria en la comodidad, en la ilusión, mientras que la grandeza de la relación es su misma inseguridad. Al buscar seguridad en la relación, uno está obstaculizando su verdadero sentido, lo cual trae consigo sus propias acciones y desgracias peculiares.
Por cierto, el sentido de la relación es revelar, en totalidad, el estado de nuestro propio ser. La relación es un proceso de autorrevelación, de conocimiento de nosotros mismos. Esta autorrevelación es dolorosa, exige un ajuste constante, flexibilidad del pensamiento?emoción. Es una lucha penosa, con períodos esclarecidos de paz... Pero la mayoría de nosotros evita las tensiones en la relación, prefiriendo la tranquilidad y la comodidad o la satisfactoria dependencia, la seguridad exenta de retos, un ancladero confiable. Así, la familia y otras relaciones se convierten en un refugio, el refugio de la negligencia.
Cuando la inseguridad penetra furtivamente en la dependencia, como inevitablemente lo hace, entonces esa relación en particular es desechada y reemplazada por una nueva en la esperanza de hallar una seguridad perdurable; pero no hay seguridad en la relación, y la dependencia sólo engendra miedo. Sin comprender el proceso de seguridad y miedo, la relación llega a ser un impedimento que ata, una cuestión de ignorancia. Entonces, toda la existencia es lucha y dolor, y no hay forma de salir de eso, salvo con el recto pensar, el cual llega a través del conocimiento propio.
De "El libro de la vida"
Por cierto, el sentido de la relación es revelar, en totalidad, el estado de nuestro propio ser. La relación es un proceso de autorrevelación, de conocimiento de nosotros mismos. Esta autorrevelación es dolorosa, exige un ajuste constante, flexibilidad del pensamiento?emoción. Es una lucha penosa, con períodos esclarecidos de paz... Pero la mayoría de nosotros evita las tensiones en la relación, prefiriendo la tranquilidad y la comodidad o la satisfactoria dependencia, la seguridad exenta de retos, un ancladero confiable. Así, la familia y otras relaciones se convierten en un refugio, el refugio de la negligencia.
Cuando la inseguridad penetra furtivamente en la dependencia, como inevitablemente lo hace, entonces esa relación en particular es desechada y reemplazada por una nueva en la esperanza de hallar una seguridad perdurable; pero no hay seguridad en la relación, y la dependencia sólo engendra miedo. Sin comprender el proceso de seguridad y miedo, la relación llega a ser un impedimento que ata, una cuestión de ignorancia. Entonces, toda la existencia es lucha y dolor, y no hay forma de salir de eso, salvo con el recto pensar, el cual llega a través del conocimiento propio.
De "El libro de la vida"
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