El completo vacío

Para que tenga lugar la completa mutación de la conciencia, uno debe negar el análisis y la búsqueda, y no estar más bajo ninguna influencia, lo cual es inmensamente difícil. La mente, viendo lo que es falso, ha descartado por completo lo falso, sin saber qué es lo verdadero. Si uno ya sabe qué es lo verdadero, está tan sólo canjeando lo que considera falso por lo que imagina verdadero. No hay renunciación si uno sabe qué recibirá a cambio. Sólo hay renunciación cuando uno se desprende de algo sin saber qué va a ocurrir después.

Ese estado de negación es absolutamente necesario. Por favor, siga esto atentamente, porque si ha llegado hasta allí, verá que en ese estado de negación descubre qué es lo verdadero; porque la negación es el vaciado de la conciencia de lo conocido. Al fin y al cabo, la conciencia está basada en el conocimiento, en la experiencia, en la herencia racial, en la memoria, en las cosas que uno ha experimentado. Las experiencias son siempre del pasado; operan en el presente y, al ser modificadas por el presente, continúan hacia el futuro.

Todo eso es la conciencia, el inmenso depósito de los siglos. Tiene su utilidad únicamente en el vivir mecánico. Sería absurdo negar todo el conocimiento científico adquirido en el curso del largo pasado. Pero para dar origen a una mutación de la conciencia, a una revolución en la totalidad de esta estructura, tiene que haber un completo vacío. Y ese vacío es posible solamente cuando descubrimos, cuando vemos realmente lo que es falso. Entonces, si usted ha llegado tan lejos, descubrirá que el vacío mismo ha originado una revolución completa de la conciencia.

De "El libro de la vida"

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