El proceso de nuestro pensar


Supongamos que usted jamás hubiese leído un libro, religioso o filosófico, y tuviera que descubrir el sentido, el significado de la vida. ¿Cómo procedería al respecto? Suponga que no hubiese Maestros, ni organizaciones religiosas, ni el Buda, ni Cristo, y usted tuviera que empezar desde el principio, ¿cómo emprendería esa tarea? Ante todo, tendría que comprender su proceso del pensar, ¿no es así?, y no proyectarse a sí mismo, no proyectar sus pensamientos hacia el futuro, creando a un Dios de su agrado; eso sería demasiado infantil. Así que primero tendría que comprender el proceso de su propio pensar. Ése es el único modo de descubrir algo nuevo, ¿verdad?

Cuando decimos que el aprendizaje o el conocimiento es una traba, un obstáculo, no estamos incluyendo el conocimiento tecnológico ?cómo conducir un auto, cómo hacer funcionar una maquinaria- o la eficiencia que trae el conocimiento. Tenemos en mente algo muy distinto: ese sentido de felicidad creadora que ninguna cantidad de conocimiento o estudio puede traer consigo. Ser creativo en el más genuino sentido de esa palabra es estar libre de instante en instante, porque el pasado es lo que continuamente ensombrece el presente.

Aferrarse tan sólo a la información, a las experiencias de otros, a lo que alguien ha dicho, por importante que sea, y tratar de aproximar a eso la propia acción, todo ello es conocimiento, ¿verdad? Pero para descubrir algo nuevo, uno debe empezar por sí mismo; debe emprender un viaje, haciéndolo completamente desnudo, en especial de conocimientos, porque es muy fácil experimentar gracias a la creencia y al conocimiento; pero estas experiencias no son sino los productos de nuestra propia proyección y, por lo tanto, son completamente falsas, irreales.

De "El libro de la vida"

No hay comentarios: