La atención es ilimitada
En el cultivo de la mente, nuestro acento no debe estar puesto en la concentración, sino en la atención. La concentración es un proceso de forzar a la mente para limitarla a un punto, mientras que la atención no tiene fronteras. En ese proceso de concentración, la mente está siempre limitada por una frontera, pero cuando nuestro interés consiste en comprender la totalidad de la mente, la mera concentración se vuelve un obstáculo.
La atención es ilimitada, sin las fronteras del conocimiento. El conocimiento llega por medio de la concentración, y cualquier ampliación del conocimiento sigue estando dentro de sus propias fronteras. En el estado de atención, la mente puede usar y usa el conocimiento que es, necesariamente, el resultado de la concentración; pero la parte jamás es lo total, y el hecho de reunir las numerosas partes no contribuye a la percepción de la totalidad. El conocimiento, que es el proceso aditivo de la concentración, no origina la comprensión de lo inconmensurable. Lo total jamás está dentro de los paréntesis de una mente concentrada.
Por lo tanto, la atención es de importancia primordial, pero no adviene mediante el esfuerzo de la concentración. La atención es un estado en el que la mente está siempre aprendiendo, sin un centro en torno del cual el conocimiento se concentra como experiencia acumulada. Una mente que se concentra sobre sí misma, usa el conocimiento como un medio para su propia expansión; y una actividad así se vuelve autocontradictoria y antisocial.
De "El libro de la vida"
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