La inmortalidad




La inmortalidad no es, por cierto, una idea. Es algo que está más allá de la ideación, del pensamiento, más allá de ese has de recuerdos que constituye el "yo". Y sólo hay vivencia de ese estado cuando cesa la ideación, cuando el proceso del pensamiento se detiene. La vivencia de aquello que llamamos lo inmortal, del estado atemporal, no es producto del pensamiento: porque el pensamiento es simple continuación de la memoria, la respuesta de la memoria; y la vivencia de ese estado extraordinario sólo puede surgir con la comprensión del "yo", no tratando de alcanzar dicho estado, porque eso sería un simple intento de experimentar algo que uno mismo proyecta, y que, por lo tanto, es irreal. Por esta razón es importante comprender el proceso íntegro, total, de nuestra conciencia, que llamamos el "yo" y "lo mío", que sólo puede ser comprendido en la convivencia, no en el aislamiento.

Por eso es imperativo que aquellos que realmente desean comprender la verdad, o la realidad, o Dios, o lo que sea, capten plenamente el significado de la interrelación; porque esa es la única acción. Si la interrelación se basa en una idea, entonces no es acción. Si yo trato de circunscribir mi vida de relación, ajustarla o limitarla a una idea, cosa que casi todos hacemos, entonces eso no es acción, no hay comprensión en la convivencia. Pero si vemos que ese es un proceso falso que conduce a la ilusión, a la limitación, al conflicto, a la separación ?las ideas siempre separan- entonces empezaremos a comprender directamente la interrelación, y no le impondremos un prejuicio, una condición. Entonces veremos que el amor no es un proceso de pensamiento. No podéis pensar acerca del amor.

Pero la mayoría de nosotros lo hacemos, y por eso resulta mera sensación. Y si limitamos la interrelación a una idea basada en la sensación, entonces descartamos el amor, entonces llenamos nuestro corazón con las cosas de la mente. Aunque podamos sentir la sensación y llamarla amor; no es amor. El amor, por cierto, es algo que está más allá del proceso del pensamiento, pero sólo puede descubrirse comprendiendo el proceso del pensamiento en la vida de relación; no negándolo, sino percibiendo toda la significación de las modalidades de nuestra mente y de nuestra acción en la convivencia. Si podemos proseguir más hondamente, entonces veremos que la acción no está relacionada con la idea. Entonces la acción es de instante en instante; y en esa vivencia, que es recta meditación, está la inmortalidad.

Del libro "El conocimiento de uno mismo"


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