Las cuatro estaciones en un día
¿No es esencial que haya una constante renovación, un renacimiento? Si el presente está cargado con la experiencia de ayer, no puede haber renovación. La renovación no es la acción de nacimiento y muerte; está más allá de los opuestos; sólo la libertad respecto de los recuerdos acumulados trae renovación, y la comprensión no existe, salvo en el presente.
La mente puede comprender el presente sólo si no compara, si no juzga; el deseo de alterar o condenar el presente sin haberlo comprendido, da continuidad al pasado. Hay renovación únicamente cuando comprendemos, sin distorsión alguna, el pasado que se refleja en el espejo del presente [...].
Si usted ha vivido de manera plena, completa, una experiencia, ¿no ha hallado que ésta no deja rastros tras de sí? Sólo las experiencias incompletas dejan su huella y dan continuidad a la memoria que se autoidentifica. Nosotros consideramos el presente como un medio hacia un fin; de ese modo, el presente pierde su inmensa significación. El presente es lo eterno. Pero una mente compuesta en el tiempo, ¿cómo puede comprender aquello que no ha sido compuesto, que está más allá de todos los valores, que es lo eterno?
A medida que surge cada experiencia, pase por ella tan plena y hondamente como sea posible; examínela a fondo, sondéela de manera amplia y profunda; dése cuenta del dolor y del placer, de sus propios juicios e identificaciones. Sólo cuando la experiencia es completada hay renovación. Debemos ser capaces de vivir las cuatro estaciones en un día; estar agudamente atentos a la experiencia, y así comprender las acumulaciones de cada día y liberarnos de ellas.
De "El libro de la vida"
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