Destruir el odio
Vemos actualmente cómo el mundo del odio recoge su cosecha. Este mundo del odio ha sido creado por nuestros padres y sus antecesores, así como por nosotros. De este modo, la ignorancia se extiende indefinidamente hacia el pasado. No ha surgido a la existencia por sí misma. Es el resultado de la ignorancia humana, es un proceso histórico, ¿verdad? Nosotros como individuos hemos cooperado con nuestros antepasados, quienes, con sus antecesores, pusieron en marcha este proceso de odio, miedo, codicia y demás. Ahora bien, como individuos, nosotros pertenecemos a este mundo del odio, en tanto nos entreguemos, individualmente, a él.
El mundo es, por consiguiente, una extensión de nosotros mismos. Si usted, como individuo, desea destruir el odio, entonces, como individuo, debe dejar de odiar. Para destruir el odio, usted mismo debe disociarse del odio en todas sus formas, groseras y sutiles; en tanto esté preso en ellas, forma parte de ese mundo de ignorancia y miedo. Entonces el mundo es una extensión de usted mismo, es usted mismo duplicado y multiplicado. El mundo no existe aparte del individuo. Puede existir como una idea, como un Estado, como una organización social, pero para llevar a cabo esa idea, para hacer funcionar esa organización social o religiosa, tiene que existir el individuo. La ignorancia de éste, su codicia y su miedo, mantienen la estructura de ignorancia, codicia y odio. Si el individuo cambia, ¿puede influir en el mundo, el mundo del odio, de la codicia etc.? [...].
El mundo es una extensión de uno mismo, en tanto uno sea irreflexivo y esté atrapado en la ignorancia, el odio, la codicia; pero cuando uno es serio, reflexivo y está alerta, no sólo se disocia de las terribles causas que crean pesadumbre y dolor, sino que en esa comprensión hay también plenitud, totalidad.
De "El libro de la vida"
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