No sé si está claro para cada uno de nosotros, que vivimos en un estado de contradicción. Hablamos de paz, y nos preparamos para la guerra. Hablamos de no-violencia, y somos fundamentalmente violentos. Hablamos de ser buenos, y no lo somos. Hablamos de amor, y estamos llenos de ambición, espíritu competitivo, despiadada eficiencia. Hay, pues, contradicción. La acción que surge de esa contradicción no hace sino generar frustración y más contradicciones [...].
Vea, señor, todo pensamiento es parcial, jamás puede ser total. El pensamiento es la respuesta de la memoria, y la memoria es siempre parcial, porque es el resultado de la experiencia; de modo que el pensamiento es la reacción de una mente condicionada por la experiencia. Todo pensar, toda experiencia, todo conocimiento son inevitablemente parciales; por lo tanto, el pensamiento no puede resolver los muchos problemas que tenemos. Usted podrá tratar de razonar lógicamente, sensatamente, acerca de estos problemas, pero si observa su propia mente verá que su pensar está condicionado por sus circunstancias, por la cultura en que ha nacido, por los alimentos que ingiere, por el clima en que vive, por los diarios que lee, por las presiones e influencias de su vida cotidiana [...].
Debemos, pues, comprender muy claramente que nuestro pensar es la respuesta de la memoria, y la memoria es mecánica. El conocimiento es siempre incompleto, y todo pensar nacido del conocimiento es parcial, limitado, jamás es libre. No existe, pues, la libertad de pensamiento. Pero podemos empezar a descubrir una libertad que no es un proceso del pensamiento, y en la cual la mente está alerta a todos sus conflictos y a todas las influencias que hacen impacto en ella.
De "El libro de la vida"
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